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دورة طلعة عذراء سيدة الكرمل في حيفا

Las hermanas de la comunidad que colabora en el Seminario del Patriarcado Latino de Jerusalén, en la semana de Pascueta, compatieron una salida con los trabajadores del seminario.

La primera parada fue en el Parque Nacional de Rosh Hanikra, situado en la costa del mar Mediterráneo, en la Galilea occidental. Se trata de un acantilado blanco que se abre en grutas espectaculares.

Las grutas de Rosh Hanikra poseen túneles cavernosos que fueron formados por la acción del mar sobre la roca caliza suave. Su longitud total es de unos 200 metros. Rosh Hanikra también es el punto de encuentro entre las fronteras de Israel y Líbano; se puede ver el túnel que fue excavado en 1943 para agrandar la línea entre El Cairo y Haifa hasta Beirut. Los túneles  se ramifican en varias direcciones con algunos segmentos de interconexión. En el pasado, el único acceso posible a ellos era a través del buceo. En la actualidad un teléferico permite al público en general visitarlas.

Todo el grupo estaba sorprendido de tanta belleza natural y aprovecharon para sacar muchas fotos mientras salíamos del lugar en teleférico.

De allí nos dirigimos a visitar  Acre,  ciudad costera de Israel situada a orillas del mar Mediterráneo, cercana a la bahía de Haifa.Durante la Tercera Cruzada se llamó San Juan de Acre.

Es una de las ciudades más antiguas del mundo, ubicada en el extremo septentrional de la bahía de Acre o Akko, nombre por el cual se la conocía ya bíblicamente (Jueces 1:31). Se cree que fue fundada hacia el año 1500 a. C.

El libro de los Hechos de los Apóstoles señala que Pablo de Tarso se detuvo allí de camino a Jerusalén al regresar de su tercer viaje misionero (Hechos 21:7)

Pudimos vistar el casco histórico de la ciudad, atravesar túneles, ver el Salón de  los Caballeros de la Orden de los Hospitalarios  gracias a la ayuda de la audio guía y toda la tecnología que nos permitió hacer un viaje en el tiempo, conocer la historia de Acre y quedar atrapados por sus encantos. Varias personas del grupo no conocían la ciudad, otros la habían visitado hace mucho tiempo por lo que estaban muy contenos y agradecidos. En el puerto, almorzaron y luego dimos un paseo en una pequeña embarcación para luego terminar el día con un largo recorrido por el mercado de la ciudad.

Regresamos cansados pero muy contentos de haber podido compartir en familia una experiencia tan enriquecedora.