Estamos plenamente convencidos de que Dios  es  quien  dirige  los  grandes  acontecimientos  del mundo  y  los  menores  incidentes  de  nuestra  vida. Y, como Padre Misericordioso y amoroso que es, ha permitido que en este tiempo de cuarentena, aislamiento y soledad, los hombres comenzaremos a preguntarnos, examinarnos y, por sobre todo, a enmendarnos en aquellas cosas que si valen la pena y por las cuales debemos estar más preocupados que es la Vida Eterna, sabiendo que tenemos un alma y que la debemos salvar. Ha permitido que realizaramos cosas que antes por las preocupaciones, que muchas veces no eran realmente importantes, no se podían realizar.

Pero, como deciamos al principio, nada se le escapa a Dios en Su Plan Providencial, al contrario, todo contribuye para nuestro bien. Y, los niños de nuestro hogar «María, Madre de la Esparanza», en Anjara, Jordania, no se escapan a dicho Plan, puesto que, al no tener colegio, han podido aprovechar el tiempo forjando otras virtudes que hacen a la buena convivencia y al trabajo de la voluntad. Uno de estos trabajos, como tanto lo recomendaba San Juan Bosco, es el trabajo manual. Ellos, junto con los religiosos de nuestro Instituto, han realizado la Huerta » San José,  Sánchez del Rio», patrono de la casa de varones. En estos días han realizado desde la preparación del terreno, hasta la plantación y cuidado de la misma.

Es indescriptible las caras llenas de alegría por haber contribuido de un modo directo a lo que en un futuro será su propio alimento.

Encomendamos a Nuestra Señora del Monte de Anjara y a  San José Sánchez del Río la obra comenzada para que pueda dar sus frutos según Dios así lo quiera.